martes, 26 de febrero de 2013

LITERATOS Y POETAS


            Chile se ha destacado siempre por su amor hacia la literatura y la poesía, corroborado por dos premios nóbeles que son nuestro mayor orgullo. Aparejado a tantos poetas y novelistas, destacan también los artistas dramáticos, periodistas, sicólogos y sociólogos, todos amantes de las letras y el humanismo que ya son parte de nuestra identidad.

            Como los estudios humanísticos no requieren una gran exigencia académica en comparación a las ciencias puras y aplicadas, durante el periodo de estudios, quienes se dedicaron a las letras cuentan con mucho tiempo para discutir los destinos del hombre, la sociedad y la política en general, muchos de ellos exacerbando el valor del humanismo, sintiéndose dueños de la cultura y despreciando la técnica, la ingeniería y cualquier cosa que huela a científico, amantes de la liberalidad, la tolerancia, los derechos, la igualdad y la no discriminación; en contraposición a la tradición, la autoridad, los deberes y la meritocracia.

            Nuestros humanistas manejan a la perfección la pluma y oratoria con mucha retórica, afectación y engolamiento, que utilizan a la perfección en criticar todo lo que no viene de ellos aunque, normalmente, con argumentaciones muy débiles. Evidentemente, el ciudadano común es presa de esta parafernalia discursiva endiosando a estos humanistas fundamentalistas, dando por cierto cualquier juicio emitido por ellos.

            Por otra parte el técnico, normalmente, es de pocas palabras, cosista, dedicado de lleno a su labor profesional y poco amigo de la crítica hacia lo que no domina; en otras palabras, se dedica por entero a agregar valor a las cosas, creando riqueza para el desarrollo de la sociedad en que está inserto; paradojalmente, en beneficio del desarrollo de la cultura de la que se sienten dueños sus detractores.

            Es así como los medios de comunicación se han llenado de periodistas, verdaderos talibanes del humanismo, enemigos del desarrollo científico técnico y de cualquier obra que se aparte de sus conceptos muy particulares de belleza, más bien fruto de su ignorancia y resentimiento hacia realizaciones físicas, que ellos ni en sueños serían capaces de llevar a cabo.

            Desgraciadamente, los políticos que dirigen nuestros destinos, en su gran mayoría proceden del mundo humanista, como asimismo los medios de comunicación manejados por periodistas, sociólogos, sicólogos y hasta algunos arquitectos que, más que técnicos, son artistas o  estetas. Es así como hemos observado la reacción desmesurada e irrespetuosa hacia la ciudadanía de estos talibanes con tribuna en todos los medios, que las emprendieron contra un centro comercial en la ciudad de Castro, otro centro comercial construido en Providencia en Santiago, la presunta discriminación hacia empleadas domésticas en clubes privados, el asesinato de perros vagos y tantos otros asuntos de esta naturaleza que repletan los medios de comunicación en aras de la tolerancia, el amor, la belleza y la cultura.

Esta subcultura humanista es, precisamente, la que nos mantiene en el subdesarrollo, con autoridades incapaces de imponerse ante grupos de presión fanáticos que terminan obligándonos a vivir en nuestras ciudades pisando fecas de perros vagos, enrejados por temor a la delincuencia, que ha terminado siendo la víctima de una sociedad que se avergüenza de sus logros y finalmente aceptando lo que estos talibanes nos imponen, buscando convertir al país en una novela de Dostoievski, debatiéndonos en la miseria para beneficio de su inspiración y así emocionarnos hasta las lágrimas con la descripción de la desgracia humana.