lunes, 9 de enero de 2012

EMPLEADOS PUBLICOS

            En uno de los últimos paros de la administración pública, caminando por la calle Moneda, me encontré con unas oficinas de la Inspección del Trabajo con carteles y pancartas protestando en la calle en apoyo a un paro convocado por la CUT.
            No logro entender que los empleados públicos se acoplen a paros de cualquier tipo; pero, más difícil de entender es que lo haga, precisamente, la Inspección del Trabajo, organismo fiscalizador, precisamente, de la actividad laboral.
            El servicio público, debería constituir un honor y orgullo para quienes lo desempeñan, tal como lo proclaman los parlamentarios desde sus cómodas posiciones remuneracionales; dando a entender que el desempeño de sus cargos les significa  un gran sacrificio ante las atractivas alternativas que les presenta a ellos la actividad privada; situación válida para todos los empleados del estado, independiente de su nivel de ingresos.
            Los empleados públicos, están al servicio de toda la ciudadanía que les paga su sueldo y son sus mandantes. Estos trabajadores, no están en la condición de contraparte e intereses contrapuestos con un patrón que lucra con su trabajo, lo que justificaría el origen de conflictos entre las partes. Los empleados públicos al servicio de los ciudadanos de la República, si no están de acuerdo con sus condiciones laborales o sus remuneraciones, cuentan con procedimientos internos de petición y reclamo para resolver estos problemas y si en definitiva, no le son aceptadas sus propuestas o sencillamente, los resultados obtenidos no son de su agrado; ellos son libres de dejar el servicio público para buscar mejores condiciones y remuneraciones en el sector privado; pero, en ningún caso paralizar las actividades y dejar de atender a sus mandantes. Quienes lo hagan, deberían ser despedidos de inmediato sin derecho a beneficio alguno.
            Es una aberración comparar a un servidor público con un trabajador particular privado. A este último, la ley le reconoce el derecho a discutir sus condiciones de trabajo y remuneraciones con el empleador, incluyendo medidas de presión para exigir el reparto de los recursos obtenidos por la empresa, de acuerdo al aporte de cada uno de los factores productivos. En el caso de los servidores públicos, no existen conflictos de esa naturaleza y sus empleadores, que es la ciudadanía toda, la única producción que le exige es una buena atención que no es un negocio para ella.
            Que la justicia haya considerado que a los servidores públicos no se le podría descontar remuneraciones por ausentismo en un paro ilegal, es algo insólito y una aberración. A esos servidores públicos no solo debería descontársele los días no trabajados, sino, además deberían ser despedidos por este ilícito.  
            Dentro del servicio público se encuentran las policías y FF. AA. que son capaces de solucionar internamente sus conflictos laborales, sin necesidad de llegar a movimientos de presión; a pesar que sus remuneraciones son de menor nivel que gran parte del resto de la administración pública. Lo que permite asegurar que, toda la actividad pública puede perfectamente, desenvolverse sin paros ni movilizaciones.
            En las empresas y servicios productivos del estado, como la Enap, Codelco y EFE, los trabajadores deberían contar con algún método de negociación que les permita solucionar sus conflictos de intereses con quienes dirigen estas empresas, muy alejadas del servicio público propiamente tal; comprobándose con ello, que está fuera de toda lógica que el estado se dedique a administrar empresas

1 comentario:

  1. Los empleados públicos son manejados por los comunistas. Ese fallo es aberrante.

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